La duración es uno de los aspectos clave en el presupuesto de cualquier reforma. Cuanto mayor sean los tiempos de ejecución de las obras, mayor será el coste final del proyecto. Por consiguiente, es lógico que la mayoría de los propietarios se pregunten cuánto tiempo tarda una reforma integral. Desafortunadamente, no existe una respuesta definitiva, sino aproximada.
Infinidad de factores pueden acelerar o ralentizar las obras en un proyecto de reforma: la concesión de permisos y licencias, el secado de elementos de albañilería, la ausencia de problemas estructurales en el edificio y la obtención de materiales en el plazo y forma adecuados, principalmente. Basta una complicación en cualquiera de estas operaciones para que el proyecto, en su totalidad, se retrase días, semanas e incluso meses.
La superficie a reformar es un aspecto determinante para la duración de reformas. Por lo general, la remodelación de una casa con finca se prolonga más que la de un piso, un local o un ático por una simple cuestión de superficie: un mayor número de metros cuadrados supone mayores tiempos de ejecución de las obras. Sin embargo, esta correlación no siempre se cumple. Cada reforma es un mundo, y las características de una pueden ser radicalmente opuestas a las de otra.
Por tanto, la superficie a reformar no puede tomarse como un dato aislado, sino en conjunción con el número de operaciones que deben acometerse en dicha superficie. Con todo, ¿cuánto tiempo dura una reforma integral de un piso de 80 metros cuadrados aproximadamente? La mayoría de empresas de reforma ponderarán un plazo de 8 a 12 semanas. Esta estimación puede alterarse fácilmente si se presentan cualquiera de los problemas expuestos en el siguiente punto.
Retrasos en la concesión de licencias y permisos, una amenaza común en proyectos de reforma
La obtención de permisos y licencias es un trámite de obligado cumplimiento para acometer una reforma con garantías legales. Son muchos los incautos que deciden ponerse manos a la obra sin disponer de la documentación necesaria, exponiéndose a recibir multas de hasta 600.000 euros en CC.AA como Madrid.
De acuerdo con el artículo 5 de la Ley 38/1999 de Ordenación de la Edificación, «la construcción de edificios, la realización de las obras que en ellos se ejecuten y su ocupación precisará las preceptivas licencias y demás autorizaciones administrativas procedentes». A grandes rasgos, este requisito afecta a edificios existentes y de nueva construcción, siempre que no modifiquen su configuración arquitectónica, así como a edificaciones catalogadas o protegidas.
El lapso entre la petición y la concesión del permiso es relativamente corto, salvo que se produzcan retrasos de tramitación, sean cuales sean sus causas. Así pues, en respuesta al interrogante de cuánto tiempo puede durar una obra en un piso, el cálculo no debería obviar los retrasos e incidencias posibles en la concesión de licencias de obras.
Por otra parte, los tiempos de secado pueden dilatar el plazo previsto para una reforma. Si la temperatura y la humedad ambiental, la meteorología en suma, no se alinean con nuestros intereses, el secado de materiales como el yeso, el hormigón o el cemento podría alargarse más de lo esperado. Por consiguiente, unas obras de albañilerías que deberían concluirse en cuestión de días, se prolongan sin remedio durante semanas a causa de un frente tormentoso.
Cuando las incidencias e irregularidades entran en acción, el desarrollo de la reforma puede experimentar grandes retrasos. Sirva de muestra el aprovisionamiento de materiales, que se realiza a través de múltiples proveedores, lo que incrementa el riesgo de retrasos y equivocaciones en la entrega (de una encimera de cocina de medidas erróneas, por ejemplo).
En caso de detectarse problemas estructurales en el inmueble, el plazo estimado para la finalización de las obras puede quedar invalidado. Incluso podrían anularse determinadas reformas, por comprometer la integridad del edificio o por la dificultad para obtener el visto bueno del Ayuntamiento en la tramitación de permisos y licencias.
Si las anomalías identificadas en el edificio no suponen un problema para la ejecución de las obras, la reforma seguirá su curso sin mayores contratiempos; en caso contrario, obligará a realizar un nuevo proyecto de reforma que contemple las debilidades arquitectónicas del inmueble.